Ver una película en la televisión o utilizar el ordenador no solo supone un gasto de electricidad: hacer uso de estos dispositivos tiene un impacto importante en el medio ambiente, a pesar de que este parezca ser invisible.

Según uno de los últimos informes realizados por Earth.org, las tecnologías digitales son responsables del 4 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y la energía que requiere este sector aumenta anualmente un 8 por ciento.

Desde esta organización apuntan que el uso de Internet representa una amenaza para el cambio climático y, a su vez, es muy difícil regular su utilización, ya que actualmente se utiliza para todo, desde estudiar hasta trabajar, pasando por el ocio.

El router de una casa necesita tanta energía eléctrica como un frigorífico y la que consume una sola transacción de bitcoins o la compraventa de tokens no fungibles (NFT) podría alimentar a medio hogar estadounidense durante dos meses y medio, según han indicado desde Scaleway a través de un comunicado remitido a Europa Press.

Además de los usos de la red, la fabricación de los dispositivos digitales también registra porcentajes de contaminación preocupantes. Sin ir más lejos, el 90 por ciento del impacto de carbono de un ‘smartphone’ se genera durante su fabricación y solo el 10 por ciento proviene de su uso.

Así, cada vez disponemos de más dispositivos, debido a las amplias gamas que ofrecen las marcas tecnológicas, que buscan fomentar la interconectividad de los equipos para llevar a lo digital gran parte de los procesos cotidianos.

Si, además de tener una mayor cantidad, su uso se multiplica, en el futuro la situación será peor. Es más, desde The Shift Project señalan que se espera que la huella digital de CO2 se duplique hasta el 8 por ciento en 2025.

Aunque las previsiones no son optimistas, existe la posibilidad de cambiar el futuro del impacto medioambiental por el uso de dispositivos e Internet y es precisamente eso lo que se reivindica en el Día de la limpieza digital.

En este sentido, los expertos en tecnología ‘cloud’ de Scaleway han propuesto una serie de acciones para que los usuarios intenten reducir su huella de carbono.

En primer lugar, se recomienda hacer una limpieza de la basura digital habitualmente. Esta se acumula en los servidores cada vez que se utilizan los correos electrónicos, los vídeos de las redes sociales o las imágenes almacenadas en la nube.

Lo ideal es limpiar las carpetas y eliminar archivos innecesarios, así como aplicaciones, ’emails’, fotografías, vídeos y otros residuos digitales que no se vayan a utilizar de nuevo.

También conviente minimizar los residuos electrónicos, también conocidos como ‘eWaste’, que hacen referencia al propio ‘hardware’. Se puede optar en este caso por darle una segunda vida a móviles u ordenadores. Estos se pueden reparar, regalar o vender.

Así, un viejo ordenador portátil que puede no contar con la potencia que se necesita, se puede donar a un colegio o una institución educativa para que lo reacondicione y le de su uso correspondiente.

Recientemente, Google ha presentado una serie de guías de reparación de ordenadores Chromebook para fomentar el aprendizaje de nuevas habilidades tecnológicas en el ámbito de la educación y avanzar hacia un ecosistema más sostenible.

De este modo, los alumnos no solo pueden ahorrarse una cantidad económica destinada a estos dispositivos, sino que también tienen la oportunidad de probar nuevas formas de estudiar.

Apple, por su parte, presentó hace unos años a Daisy, un robot de desmontaje capaz de recuperar 770 kilos de cobalto, 1.900 de aluminio, 710 kilogramos de cobre y 7,5 kilogramos de plata, entre otros materiales, por cada 100.000 iPhones.

Otro de los aspectos que ha destacado Scaleway es el de concienciar sobre la contaminación digital a aquellas personas que formen parte de nuestro entorno e informarles de las consecuencias de sus acciones en el entorno digital.

También es imporante organizar eventos en redes sociales, animar a la gente a unirse a iniciativas de limpieza digital o pedir públicamente a las empresas que consideren sus huellas digitales y lleven a cabo acciones para reducirlas.

Asimismo se deben tener en cuenta los denominados centros de datos, servicios de alojamiento que utilizan todas las plataformas y sitios web más visitados.

Estos son responsables de, aproximadamente, el 1 por ciento del uso de electricidad en el mundo, un porcentaje que va en aumento y que equivale a cantidades de energía sorprendentes.

Por ejemplo, los centros de datos de Países Bajos utilizan una media de un millón de metros cúbicos de agua al año, lo que equivale aproximadamente al consumo anual de agua de 20.000 personas.

En definitiva, la sociedad debe conocer muy bien en cómo sus acciones beneficia o perjudican al medio ambiente y, en el caso de que lo dañen, actuar en consecuencia para reducir daños irreparables.

Fuente: Portaltic/EP

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