Respaldar y rescatar el mundo real en un entorno virtual. Un enunciado que antes hubiese parecido descabellado, hoy ya es una realidad y cobra sentido de acuerdo al avance de los años. Las pérdidas de obras de arte o arquitectónicas, sea por desastres naturales, por decisión del mundo-hombre o guerras, son algo del día a día, y mantienen muy pendientes a las distintas comunidades al cuidado de sus patrimonios culturales. Y la tecnología ha acercado esta posibilidad a los usuarios que, con los nuevos dispositivos en el mercado y diversas plataformas, han podido “capturar” digitalmente la esencia de distintos objetos y lugares.


Durante este primer semestre, cuando estalló la guerra entre Ucrania y Rusia, surgieron algunos movimientos destinados exclusivamente a esto. Primero, aparecieron por las calles de Kiev y otras ciudades esculturas cubiertas, protegidas por sacos u ocultas. Si no las veían, el ejército ruso no podía tenerlas por objetivo. Sacos con arena, grandes trozos de tela cubriendo figuras de destacados personajes, entre otras.


Pero la tecnología también tomó partido. Por ejemplo Polycam, una aplicación para dispositivos móviles que permite a los usuarios capturar una serie de fotografías para crear un modelo 3D de algún objeto, lanzó su propia campaña llamada “Backup Ukraine” -”Respaldemos a Ucrania”- junto a la UNESCO, y que llama a los ciudadanos de ese país a respaldar distintos artículos, para así procurar cuidar el patrimonio nacional.


Con Polycam, los usuarios pueden crear modelos 3D de algún objeto. Capturando una serie de fotos desde distinto ángulos, la aplicación realiza una réplica digital de distintos artículos.


La plataforma exige a los usuarios sacar un mínimo de veinte fotos en distintos ángulos y, con ellas, podrá crear una maqueta en 3D del modelo real. Evidentemente, mientras más fotografías ingresen a la aplicación, mejor será el resultado. Y no es solo una herramienta que permite ver formas, colores y otras características, sino que también facilita las medidas exactas de los objetos. De este forma, por mucho que se destruya el original de un artículo, nunca dejará de “estar en la nube” y los usuarios podrán consultar el respaldo en cualquier momento y lugar del globo.


Destruir los símbolos del pasado ha sido, desde siempre, una práctica recurrente en los conflictos bélicos o que han conllevado cambios drásticos. La denominada Guerra de las Estatuas del siglo IV, los enfrentamientos entre iconoclastas e iconódulos en el Imperio Bizantino en el siglo VIII, la guerra de los “Treinta años” del XVII, la Primera y Segunda Guerra Mundial, entre otros tantos eventos, han sido prueba de ello. Y más recientemente la guerra civil de Siria, y en la que los mismos investigadores aprovecharon la tecnología para “respaldar el mundo real”.


En 2015, en pleno desarrollo del conflicto, el Templo de Bel fue destruido. Cinco años después, un equipo de la University of California San Diego, reconstruyó la estructura de acuerdo a la recopilación de fotografías de unos 900 turistas. El antes y el después quedaron reflejados en un portal especial, en el que los usuarios pueden observar el santuario previo a los bombardeos, así como también pueden ver lo que quedó por delante.


En 2015 el Templo de Bel, en Siria, fue destruido durante la guerra civil. Cinco años después, fue reconstruido digitalmente, en un recorrido 3D que permite ver el antes y después de los bombardeos.


Eso sí el caso de Ucrania, y que está envuelto en medio de la guerra frente a Rusia, es uno único en la historia de la red, en la que se realiza un llamado masivo a los usuarios a usar distintas herramientas para salvaguardar el patrimonio físico del país. De hecho, fue la misma UNESCO la que en las últimas semanas realizó una advertencia: se han registrado ataques en poco más de 150 espacios culturales y urge, a toda costa, rescatar todo vestigio en ese país.


Edificios religiosos, esculturas, centros culturales, museos y distintos sitios históricos forman parte de la lista de sitios afectados y que se verían beneficiados en caso de poder generar estos gemelos digitales, por los cuales podrían conservarse como testimonio a la memoria.


“Existe la posibilidad de que los ciudadanos comunes salgan y creen literalmente una copia de seguridad digital de su patrimonio cultural, a un nivel que supera con creces todo lo que era posible hace solo unos años”, dijo Tao Thomsen, cocreador de “Respaldar a Ucrania” a Business Insider, y planteó que la réplica es tan cercana a la real que “es como si pudieses tocarla” y que aquello logra el objetivo de acercar al espectador mucho mejor a que si estuviese viendo una imagen estática.


Democratizar el acceso


Pero la guerra entre Rusia y Ucrania, sumado a otros ejemplos reducidos, no son los únicos en aplicar este modelo. Hace unos años, con el inicio de la emergencia sanitaria, algunos de los principales museos del mundo comenzaron a digitalizar sus recorridos, para que los interesados pudieran “asistir” virtualmente y recorrer sus pasillos y ver muestras artísticas estructuradas especialmente para el periodo de cuarentenas.


En Chile también se dieron de estos casos, pero incluso algunos establecimientos comenzaron a realizar copias en 3D de sus colecciones, y que permiten a personas alrededor de todo el mundo acercarse a ellos y poder observar con mayor cuidado cada uno de los detalles y que, a la distancia y a simple vista en una vitrina, podrían no observarse.


El Museo Pedro Del Rio Zañartu, en Concepción, digitalizó a fines de 2021 parte de su colección de objetos provenientes de países asiáticos. A la izquierda un casco Kabuto en su modelo 3D, a la derecha el ejemplar original.


Por ejemplo, el Parque Museo Pedro del Río Zañartu, en Concepción, lanzó durante el último trimestre de 2021 la iniciativa de su museo virtual, en la que además incluyen modelos 3D de algunos de sus artículos. La colección asiática forma parte de su catálogo digitalizado y que está “respaldado” digitalmente para su consulta. Porta pinceles, cascos Kabuto, sombreros de soldados chinos, porcelana del mismo origen, entre otros tantos ítems están en la lista que acumula objetos de China, Japón, Singapur, Siria, entre otros.


El Museo Regional de Iquique hizo algo similar en 2017, cuando convirtió a digital algunas de sus piezas y, dos años después, se sumó el Museo de la Historia de Penco, con parte de su colección de loza decorativa y colección de loza utilitaria, y que evidencia y respalda el trabajo histórico en la materia realizado en el sector. Ese mismo año comenzó un trabajo de respaldo en 3D de algunos de los especímenes del Museo Arqueológico de La Serena.


Pero el que primero comenzó por parte de las instituciones públicas fue el Museo Nacional de Historia Natural de Chile, y que en 2018 llevó al mundo digital algunos de sus artículos en el catálogo. En su perfil de Sketchfab, el centro cultural cuenta con unos 203 modelos y que documentan desde esculturas, máscaras funerarias, jarros precolombinos, tambores ceremoniales, entre otros tantos, y que los usuarios pueden descargar incluso para poder imprimir. También en ese periodo lo hizo el Museo Regional de La Araucanía con algunas de sus piezas y el Museo Regional de Aysén también tiene algunos ítems respaldados.


Cuando el MNHN comenzó con la digitalización de su colección, lo hizo de forma experimental. Ya sabían que algunas otras instituciones en el mundo estaban haciendo lo mismo, y comenzaron a hacer pilotos para ver qué tanto podían ellos hacer. Según comenta Cristian Becker, Curador Jefe y Jefe Científico de la institución, fue a través de un ingeniero informático que trabaja en el equipo que llegaron a las nuevas tecnologías. “Queríamos ver hasta qué punto el escáner o la tecnología podían llegar a digitalizar esto objetos y cuán fidedigna era su imagen”, dice el arqueólogo.


Estaban en búsqueda de acercar el conocimiento a la gente, pero era también una solución para aquellos investigadores que, en su necesidad de continuar con sus hallazgos, debían de ir al MNHN y no siempre existían las facilidades. “Con este tipo de herramientas, éramos capaces de darles respuestas y soluciones no solo al público, sino también a ellos y que requerían acceso”, comenta, y ejemplifica con las tablillas Rongo Rongo, de Rapa Nui y que son tan cotizadas por estudiosos de todo el mundo. Con el modelo que disponían en Sketchfab, podían imprimirlo y tenerla en sus manos “como si fuera la real”.


Su trabajo marcó un hito a nivel latinoamericano, asegura. Fueron el primer museo a nivel mundial que tuvo licencias CC0 gratuitas -Creative Commons-, lo que significó que por muchas instituciones que ya estuvieran avanzadas en esta área, fueron ellos los que entregaron los primeros modelos gratuitos. Hoy en día, desde ese entonces, digitalizan unas 250 piezas por año. Cada una puede tomar hasta una semana en ser digitalizada y todo dependerá de sus dimensiones.


Son tres pasos los que demora cada una de ellas. Primero, existe una luz de puntos láser, y que se encarga de tomar las dimensiones del objeto. El segundo paso es la fotogrametría, que consiste en seis cámaras de alta calidad y que toman unas mil fotos. Y el tercer paso es el ensamble de los dos anteriores de la “nube de puntos”, con la “piel” que entrega la fotogrametría. Todo esto es realizado por la empresa 3DP. “La captura de esos datos puede tardar un día, y otro día entero en la fotogrametría”, asegura.


La digitalización en 3D, dice Becker, está recién comenzando su camino y permite que personas en distintos lugares del mundo accedan a un patrimonio que solo se podría ver presencialmente. “Eso sí, cuando estás en estos procesos, tienes que ver cuáles son las ‘joyas de la corona’ y que son las que debes digitalizar primero”, dice el arqueólogo. Sobre las iniciativas de distintas organizaciones o incluso aquellas ciudadanas que pretender conservar el patrimonio, dice: “todo lo que ayude, sirve, porque si llegase a tener recursos, puedo volver a restaurarlo… Si no tuviéramos esta tecnología y la nube, lo perderíamos para siempre”.


Pamela Quiroz, Conservadora y Restauradora de Bienes Culturales del Museo de la Historia de Penco, enfatiza en la relevancia de la creación de este tipo de registros. “La digitalización 3D de piezas patrimoniales es una solución trascendental, no sólo para poner en valor el bien cultural, sino también para su conservación y registro fidedigno, y esta dinámica nos evita manipulaciones, exposición y posible deterioro de esos objetos, permitiendo su estudio por medio de la exploración 3D”, precisa la especialista.


Hasta el momento han digitalizado 13 piezas de la colección Loza de Penco, y que correspondió a una primera fase de conformación y manejo integral de la colección. En el corto plazo, según puedan acceder a fuentes de financiamiento, esperan avanzar en poder sumar otras piezas al catálogo virtual. Cuando partieron formalmente la colección en 2018, tenían unas 50 piezas, mientras que ahora superan las 300.


El proceso fue realizado por la empresa Surconserva, que realiza su trabajo con procesos fotogramétricos o con un scanner 3D, que son “técnicas no invasivas para el objeto, porque no necesita un contacto directo con él”. “Una vez asegurada la conservación física de algún objeto cultural del museo, se hace lógico pensar en las tecnologías digitales para tener un respaldo virtual de la pieza o las colecciones, ya que este respaldo asegura su conservación a lo largo del tiempo”, dice.


Más que tecnología


Una de las características claves de los nuevos dispositivos móviles, es cuán avanzada es su cámara. Sea para fotografías o video, la integración de nuevos sensores permite captar mejor la iluminación, profundidad, identificar objetos e incluso dimensionar lo que esté frente al lente. Y es por eso mismo que, con aplicaciones o incluso prestaciones de ciertos modelos de celular, los mismos usuarios pueden atreverse y hacer escalar las capacidades de sus equipos realizando modelos en 3D.


Cualquiera sea el objetivo, simplemente generar una base de datos o imprimir réplicas -como permite Sketchfab-, modelos como los iPhone 12 Pro y 13 Pro permiten ya a los usuarios realizar un gemelo digital de su entorno y llevarlo a donde sea. Lo mismo intentó Samsung en su momento con sensores ToF para darle frente a la manzana de Cupertino en sus S20, pero desechó la idea para su próxima generación.


De todas maneras, hoy en día hay aplicaciones móviles -como la misma Polycam- que facilitan a los usuarios crear modelos digitales y que quedan alojados en la nube. Por lo general, son aplicaciones que, de acuerdo a una determinada suscripción, alojan estos modelos y facilitan compartirlos. Algunas de las herramientas más populares son Trnio, 3DScanner App, Canvas, entre otras, con algunas alternativas más comerciales, como las de Nextech AR.


Otras, como Kiri Engine, han recibido buenas críticas y permite a los usuarios subir hasta 200 fotografías en su versión Premium para realizar un modelo digital. Eso sí, este respaldo realizado en la nube y que replica desde los más pequeños artículos hasta las más grandes construcciones, dicen los especialistas, son algunos de los primeros pasos hacia el denominado metaverso y en el que ya trabajan algunas compañías y que busca replicar el entorno real en un mundo completamente digital.


Fuente: La Tercera

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