Recientes estudios evidencian que el porcentaje de usuarios de Internet en Chile sigue en alza, pero no al mismo ritmo de crecimiento de los años anteriores, tanto a nivel nacional como regional.
La brecha digital en Chile, así como en todos los países del mundo, se constituye en diversos niveles, desde la infraestructura y habilitadores tecnológicos, al uso o no uso de internet y cómo es empleado para obtener diversos beneficios.
Datos de la Subsecretaría de Telecomunicaciones evidencian que, a diciembre de 2019, en Chile había un total de 3.434.402 conexiones totales fijas (3.033.188 residenciales y 401.214 comerciales. En lo que respecta a las conexiones móviles (3G y 4G), a marzo de 2020, totalizaron 18.057.243 (12.461.744 residenciales, 1.563.560 comerciales y 4.031.939 no identificadas).
Un informe titulado “El estado de la digitalización de América Latina frente a la pandemia del COVID-19”, elaborado por el Observatorio CAF del Ecosistema Digital, muestra que en nuestro país la brecha digital se agrava dado que el uso de Internet en gran parte de los hogares se limita bastante a herramientas de comunicación y redes sociales.
Un índice compuesto de resiliencia digital del hogar (calculado sobre el uso de Internet para bajar apps de salud, apps educativas, realizar operaciones de comercio electrónico y el uso de fintech) muestra que el promedio ponderado latinoamericano es de 30,70 (en una escala de 1 a 100), mientras que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) alcanzan 53,78. Chile tiene un índice de 41,78.
¿Cómo ha evolucionado el uso de Internet en nuestro país? Un informe titulado “Brecha en el uso de internet: Desigualdad digital en el 2020”, elaborado por Fundación País Digital, evidencia que, durante los últimos siete años (2013-2020), el uso de internet en Chile ha experimentado un aumento sostenido. En el año 2013, el 58% de la población utilizaba Internet, cifra que incrementó para el 2017, llegando al 72,2%; mientras que para el año 2020 se estima que ese valor alcance el 80%. Lo anterior, equivale a una variación total, entre 2013 y 2020, de 22 puntos porcentuales.
Este incremento del uso de Internet se puede atribuir a una mejora en la infraestructura tecnológica, que permite la conexión a la red de localidades que antes no tenían acceso. Ello ha generado mejores niveles de conectividad e incentivando su uso.
A nivel regional, se observan diferencias entre regiones. Tomando en consideración el año 2020, las regiones que poseen una mayor proporción de habitantes de uso de Internet corresponden, en primer lugar, a La Región Metropolitana (con 87,5% de usuarios), seguido por la Región de Magallanes (con 85,8%) y la Región de Antofagasta (con 83,1%).
El primer lugar, correspondiente a la Región Metropolitana, se genera a consecuencia de contar con infraestructura urbana más compleja y diversa del país, lo que se refleja en la inversión comercial y financiera que se desarrolla en el territorio.
En el caso de la Región de Magallanes, se presume que la alta proporción de habitantes que utilizan internet se debe a la efectividad de planes de inversión pública y privada, los cuales han potenciado el desarrollo de infraestructura tecnológica en esta zona extrema.
Por su parte, la Región de Antofagasta cuenta con un alto porcentaje de usuarios de internet gracias a la actividad minera que opera en la zona, que requiere el desarrollo de infraestructura tecnológica orientada a las conexiones en red.
Una alta penetración de Internet, per se, no indica un elevado grado de resiliencia digital a nivel nacional. Según un paper del Colegio de Ingenieros, titulado “Desconexión y brecha digital en Chile durante la epidemia Covid-19”, estar conectado a Internet para ciertos grupos de ingresos es algo muy natural.
Para el grupo ABC1, los planes móviles son ilimitados y el acceso en los hogares a Internet por fibra óptica o cable es al máximo potencial posible. Para los grupos C2 y C3, es una forma esencial de comunicación y de entretención: la mayoría tiene un celular con planes limitados y/o prepago, y participa de los beneficios de los conectados al 100%, aunque 1,4 millones de personas (20% de este grupo) no tienen Internet en el hogar. En el tercer grupo (D y E), que equivale al 50% de la población (más de 9 millones de personas), las restricciones son mayores, con sobre el 70% con móviles con prepago y 3,6 millones de personas sin Internet en el hogar. En resumen, en el segmento C2, C3, D y E hay un colectivo de altísimo riesgo, con cinco millones de personas que no tienen acceso a Internet en sus casas.
Finalmente, está el grupo de los completamente desconectados de Internet: 3,4 millones de personas. De ahí que, según los expertos, la disminución de la brecha digital debe ser un esfuerzo común entre el sector público y privado. Por una parte, con el Estado impulsando la acción subsidiaria orientada hacia zonas alejadas o rurales, así como a comunidades de bajos ingresos y microempresas. Por otra parte, con los privados desarrollando mejores ofertas para sectores de menores recursos o insertándose en planes de cooperación social que les otorguen, por ejemplo, beneficios tributarios.
Un texto titulado “Desconexión y brecha digital en Chile durante la Epidemia Covid-19 Marzo-Abril 2020”, redactado por Ricardo Baeza Yates (Northeastern University y Universidad de Chile) y Cristian Ocaña Alvarado (Colegio de Ingenieros de Chile), indica que, para saber quiénes son y dónde están los desconectados en nuestro país vale la pena aludir a una aproximación de la audiencia de publicidad de Facebook, que incluye al 79% de los chilenos y, por ende, al 96% de los conectados. Para la población son usadas las proyecciones oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para junio de 2019:
Esto último tiene mucho sentido, ya que en los lugares más desolados de Chile es vital estar conectado. Según los analistas, la correlación entre los desconectados y la población rural es del 85%. No obstante, con el estrato socioeconómico E, la correlación es aún mayor (89%) y su impacto es importante en las regiones de Tarapacá y de Coquimbo. Considerando la suma de ambos factores en estas regiones, y usando la población rural en el resto, la correlación aumenta al 94%.
El estudio “Brecha en el uso de internet: Desigualdad digital en el 2020”, elaborado por Fundación País Digital, establece que, en nuestro país hay, al menos, seis usos de Internet que resultan importantes.
A nivel nacional, durante la última década, el uso de motores de búsqueda en la web se ha extendido a tal punto que resulta difícil concebir el uso de Internet sin dicha herramienta. Tomando como referencia el año 2020, se espera que alcance el 86,8%. A nivel regional, existe un comportamiento similar a lo que ocurre en todo el país, registrando un porcentaje importante de usuarios que utilizan Internet para obtener información por buscadores.
El segundo tipo de uso de Internet está vinculado con el consumo de música, películas, videojuegos, radio y televisión vía web. El porcentaje de población que utiliza la red para aquello sobrepasa el 85%, lo que permitiría asumir un importante foco en el uso recreativo.
El tercer tipo de uso hace referencia al comercio electrónico de bienes y servicios. Este presenta un comportamiento comparativamente menor que los usos de Internet anteriores; sin embargo, destaca la tendencia al alza que ha tenido en los últimos años, con un aumento sostenido en las variaciones anuales de comercio electrónico, dando cuenta de un crecimiento en la masificación de este tipo de uso.
Este tipo de uso considera actividades como el pago, la revisión de estado de cuentas y la transferencia de actividades entre servicios financieros. Según el informe, el porcentaje de usuarios que realizan operaciones de banca electrónica a nivel nacional ha aumentado de forma sostenida durante los últimos siete años, pasando del 21,8% (en 2013) al 39,2% (en 2017). Actualmente, la banca electrónica en el país se encuentra en auge, y aún cuando puedan existir barreras tecnológicas, socioculturales y económicas, se observa un crecimiento importante en la tendencia, lo que supone una masificación de los canales remotos de acceso a servicios bancarios en el país. Se espera que, de manera progresiva, disminuya la banca en forma física, dando paso a la masificación de productos financieros online.
Se observa, a grandes rasgos, un comportamiento horizontal con un leve crecimiento. Entre los años 2013 y 2020, este uso de Internet aumentó, pasando de 27,9% al 30,3% (equivalente a un crecimiento de 2,4 puntos porcentuales). Cabe señalar que, aún cuando el imaginario colectivo contempla la importancia de la información disponible en la web con fines de enseñanza y educación, la tasa de actividades de educación formal no ha suscitado crecimientos profundos. Es necesario considerar que este uso implica la generación comparativa de ventajas en la población que lo utiliza, entendiendo la educación (indistintamente de la plataforma) como un movilizador social, en detrimento de aquellos que no lo hacen. Fomentar el uso de Internet para educación se constituye como una herramienta para reducir la exclusión social que afecta a la población en el siglo XXI.
Actualmente, Chile se encuentra en fase de implementación de la Agenda Digital 2020, que busca, entre otras cosas, digitalizar todos los trámites que realizan las instituciones del Estado. De acuerdo al informe, el uso de internet relacionado con este uso evidencia un crecimiento sostenido desde el año 2013 en adelante, pasando del 21,9% (en dicho año) al 34,1% (en 2020). El aumento en el uso de Internet destinado a trámites en línea con instituciones públicas ha sido de 12,5 puntos porcentuales en los últimos ocho años, cifra que, se espera, aumente en los años venideros.
Con respecto a este último factor, si bien se presume el aumento gracias al proceso de transformación digital que está realizando el Estado de Chile, es necesario generar de forma simultánea medidas para profundizar la alfabetización digital de toda la población. Con ello, se espera que las personas tengan acceso y hagan uso de las herramientas digitales que permitan vincularse con el Estado de forma digital y remota de forma efectiva.
La denominación de la tecnología 5G está relacionada a la quinta generación de redes móviles que conocemos.
Años atrás se hablaba de la primera generación que permitía comunicarnos solo a través de la voz, tiempo después vino la evolución del mensaje de texto o SMS con el 2G, y con la irrupción de los smartphones se vio la necesidad de ir modernizando cada vez más la infraestructura, de tal forma de poder conectarnos a Internet a través de un dispositivo portátil.
Actualmente, nuestro país cuenta con la infraestructura 4G, que si bien nos permite mantenernos conectados, pero que tiene ciertas limitaciones si se piensa en las tecnologías vanguardistas que empujan a tener cada vez más dispositivos en línea, así como a una transferencia de datos mucho mayor. Como parte de una fase exploratoria, la Subsecretaría de Telecomunicaciones de Chile dispuso un espectro de 5G y, a la fecha, se han realizado pruebas tanto en el ámbito médico con telemedicina, como industriales y relacionadas a transporte.
En relación a la diferencia de consumo que ha significado 4G por sobre 3G, la Subsecretaría de Telecomunicaciones ha estimado que sobrepasa en 16,6 millones de conexiones a marzo del 2020. Sin duda, el uso de la tecnología 5G aumentará o mejor dicho sobrepasará las conexiones, no solo por su tecnología habilitadora, sino porque las soluciones a futuro estarán cada vez más interconectadas y las organizaciones interoperadas.
En este contexto, los resultados del estudio “Sociedad digital: Expectativas y capacidades de la tecnología 5G y su llegada a Chile”, realizado por Deloitte, evidencian que en nuestro país existe un desconocimiento transversal con respecto a los beneficios que traería la tecnología 5G que, finalmente, se traduce en una dispersión de acuerdo a las distintas generaciones según rango de edad. En efecto, 45% de los encuestados mencionan estar familiarizados con la tecnología; sin embargo, el 71% destaca que 5G podría traer algún tipo de beneficios.
En Chile existen avances tecnológicos que pueden ser potenciados por 5G. El informe destaca que los chilenos consideran que esta tecnología podría cambiar el modo en que realizan sus trámites (47%), seguido por la forma en que desarrollan su trabajo (34%) y la forma en que realizan compras (32%). Por otro lado, solo el 10% de ellos visualiza posibles cambios en la forma en cómo se transportan.
Más que una redefinición digital, 5G trata de impulsar el uso de la tecnología y generar interoperabilidad de las plataformas para que exista una explotación mayor en cada uno de los sectores. Por ello, los expertos aseguran que los distintos sectores productivos del país deberán estar preparados para adoptar tempranamente esta tecnología y así poder obtener todos los beneficios asociados a su implementación. Para ello, es relevante el diseño de estrategias y capacitación de trabajadores, así como otras acciones que permitan que las organizaciones puedan sacar mejor provecho del desarrollo de esta tecnología. De no realizar este tipo de acciones, las distintas entidades se expondrán a pérdida de competitividad.
Como concepto de la vida cotidiana, pero también como un impacto en los modelos operativos industriales en relación al teletrabajo, tres de cada cuatro chilenos considera que el 5G sí facilitará el trabajo remoto, seguido por quienes se sienten más inseguros al respecto (19%). Los expertos afirman que esta nueva modalidad de trabajo llegó para quedarse, a pesar de que fue una reacción espontánea de muchas organizaciones producto del desafío de los modelos operacionales con la pandemia.
Uno de los conceptos que se resalta en el estudio es la importancia de la privacidad y la seguridad de la información. En este sentido, la mitad de los chilenos considera que el robo de información (55%) y la privacidad de las personas (51%) en todo ámbito son los dos principales riesgos al exponerse a las nuevas tecnologías de información. Al mismo tiempo, esperan un incremento de ciberataques y también el rastreo en tiempo real, ya que, al estar más conectados con un mayor número de dispositivos, temen que otros (gobiernos, organizaciones y/o personas) los puedan estar monitoreando y conociendo dónde se encuentran en todo momento.
El estudio también destaca la relación con el Estado. A nivel nacional, nuestro país ha logrado ir digitalizando algunos servicios a través del trabajo realizado por Gobierno Digital y Laboratorio de Gobierno, en conjunto con las instituciones públicas. Durante el 2019, se expuso una agenda de modernización que, finalmente, ha sido impulsada a través de los años anteriores con el objetivo de la digitalización. Según el estudio, el 38% de los encuestados indicó tener una percepción de desarrollo en el concepto de servicios públicos y plataformas web del gobierno.
En lo que respecta a las empresas del país, el “Índice de Transformación Digital de Empresas en 2019”, estudio realizado por CCS, PMG y el Comité de Transformación Digital de Corfo, mostró que Chile ha alcanzado la categoría de Intermedio Digital. Las cifras arrojaron una brecha de madurez entre las grandes empresas y las Pymes, ya que el 68% de las grandes corporaciones presentan un nivel intermedio o superior de madurez, en comparación al 55% de Pymes.
Más de dos tercios de las grandes empresas declaran como un logro relevante de la transformación digital la reducción de costos de los procesos, mientras que las pymes indican que esta les ha ayudado a conseguir nuevos clientes.
Los sectores comunicaciones, salud y servicios lideran los índices de transformación digital, mientras que los en las posiciones de retaguardia se encuentran sectores como la administración pública y la construcción, siendo este último rubro el que registra el menor nivel de madurez.
A nivel geográfico, las empresas de la Región Metropolitana muestran un nivel de madurez digital superior a la media del país, lo que refuerza la percepción de brechas regionales en los distintos indicadores relacionados a transformación digital. Eso constituye, junto con la brecha de la pyme y la socioeconómica, uno de los principales desafíos para avanzar hacia un desarrollo equilibrado y sostenible.
Software Libre y Brecha Digital.
Brecha en el uso de Internet 2020.
Brecha en el uso de internet.
La brecha digital de conectividad se sigue acortando en Chile.
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